Nuevo número de la revista Hojas Especulativas

“La escritura es el efecto de un movimiento arriesgado y sin garantías: el de curvar la dirección de los espectros para recoger, en la estela de su tránsito, los residuos que permitan desplegar un dispositivo de reconocimiento, es decir, uno que haga posible instaurar una convivencia entre las partes visibles e invisibles del cosmos. Es en este marco que pretendemos situar, e invitar a leer, los artículos reunidos en este número.
Fuerzas, muertos, encantados, desaparecidos, santos, imágenes y sueños se multiplican en forma de textos. Los recorridos descriptivos de cada autora y autor, y de sus fantasmas compañeros, declarados o no, conducen a distintos mundos humanos, donde pronto se revela una conexión con algo que les es ajeno. Allí descubren que las ideas habituales no alcanzan para nombrar aquello que las excede. De ese desborde surge la demanda por el derecho a la opacidad de lo innombrable, junto con la constatación de que lo invisible deja de serlo cuando sus efectos se sienten en la carne”

Fragmento de la editorial.

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Presentación

La publicación fue presentada el 27 de noviembre en el bar Un mundo feliz.  Compartimos el texto leído en esa ocasión por Francisco Pazzarelli, coordinador de Spectra:

En 1980, el portugués José Saramago publica la novela Levantado del Suelo, que narra, con una maestría inédita, la vida de la población explotada del interior rural de su país. Sus últimas páginas describen cómo los trabajadores y los campesinos, cansados pero decididos, salen de sus casas y empiezan a juntarse en los caminos, para lo que se conoce como la Revolución de los Claveles, que terminará con una dictadura de casi 50 años en Portugal.

Mientras avanza la descripción, aparecen los muertos. De a uno, se van levantando del suelo para sumarse a la protesta; otros llegan volando, agarrados de las manos. De repente, nos damos cuenta de que no hay revolución sin fantasmas, y el movimiento se empieza a contar desde el punto de vista de los muertos, que observan y acompañan el avance de los vivos hacia la capital.

Entre ellos, hay una, Flor Martinha, que se encuentra con su esposo, también, fantasma, Manuel Espada, que mira a la multitud y hace un reclamo: 

… cómo no se darán cuenta estos vivos, creen que están solos, andan en sus trabajos de gente viva, cuando uno muere lo entierran, eso es lo que creen, pero los muertos vienen muchas veces, ahora unos, luego otros, pero hay días, muy raros desde luego, en los que salen todos, y quién sería capaz de mantenerlos en sus sepulcros conformes cuando los tractores atruenan el latifundio y las consignas no cesan.

Ese reclamo del fantasma, cómo no se darán cuenta estos vivos, creen que están solos, resume, de alguna manera, toda la cosmología de occidente. Esa cosmología que nos piensa solos, separados del mundo, y que en su forma mayoritaria es una cosmología asesina. Lo sabemos, porque lo hemos estudiado muy bien. Lo sabían, también muy bien, esos trabajadores y campesinos.

A veces, por una cuestión de higiene, le llamamos a esto “cultura”, nuestra cultura occidental. Cuando queremos desviar su embrujo asesino, nos escondemos en palabras como Razón, Método incluso, Ciencia. 

Sin embargo, el embrujo sigue ahí. No es tan fácil deshacerse de él. La antropología nos enseñó que, en estos casos, una brujería se ataca con otra.

Este es, entonces, nuestro ritual. Hacemos nuestra propia contra-brujería, y al momento de nombrarnos lo hacemos desde la especulación. Somos el colectivo de antropología especulativa. Una junta contraintuitiva de palabras, que, seamos sinceros, tiene la virtud de alterar la tranquilidad de dentro y de fuera de la disciplina, porque ¿cómo una ciencia podría ser especulativa? 

Sin embargo, insistimos. 

Reivindicamos la imaginación y la relación con el mundo invisible como camino para fabricar otro mundo. Pero, y sobre todo ahora, en plena entronización de la llamada “ciencia útil”, en momentos donde las máscaras multiplican el sálvese quien pueda y la censura vuelve a tomar la pluma, nuestro apelo a la especulación intenta no olvidar ese lugar del que venimos: el de la Ciencia con mayúsculas, que hace de la violencia colonizadora, de la ocupación y del “progreso”, sus lenguajes preferidos.

Nuestra Revista Hojas Especulativas está dedicada hoy a los espectros, al mundo del que nos quisieron separar. Nos acompañan colegas, de cerca y de lejos. Entre todos, intentamos hacer presente, al menos por un momento, la exigencia fantasma: cómo no se darán cuenta estos vivos... 

Hoy honramos a todos esos espectros: a los que bajan del cielo y a los que se levantan del suelo. 

Honramos a aquellos que nos gritan, hoy más que nunca, “levántense”.

Coordinador: Francisco Pazzarelli.
Comité Editorial: Verónica Lema, José María Miranda Pérez, Santiago Martínez Medina, Celeste Medrano, Emilio Robledo.
Editores invitados a este número: Andrés Jakel, Casimiro Tommasi, Julieta Arndt, Érica Martinich, Juan Daniele, Lucio Turchetto, Rocío Mercado Rondán.
Comité Académico: Luisa Elvira Belaúnde (Universidad Mayor de San Marcos, Perú), Diógenes Cariaga (Universidade Estadual de Mato Grosso do Sul, Brasil), Daniela Salvucci (Libera Università di Bolzano, Italia).
Secretaría técnica: Julieta Arndt y Érica Martinich.
Diseño de redes y de materiales gráficos: Casimiro Tommasi y Érica Martinich.

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