Antropología Desde Casa

Me quedo en mi territorio


¿Qué puede significar “Quédate en casa” cuando no tenés casa? ¿Cuando tu territorio está en disputa? ¿Cuando vivís en medio del conflicto? David Jiménez-Escobar y Jessica Manzano García –investigadores del Instituto de Antropología de Córdoba – Museo de Antropología de la UNC– analizan la microserie de podscast y videos animados Woumainkat – Negwebul – Me quedo en mi territoriorealizados por SentARTE – Arte con sentido. Una apuesta que reúne voces y relatos de niñxs indígenas de los pueblos Wayuu (Colombia – Venezuela) y Gunadule (Colombia – Panamá). Un trabajo que invita a repensar diferentes posturas vinculadas a los cuidados en pandemia, sobre todo cuando se trata de la infancia e historias que narran experiencias, resistencias y autonomías, dentro contextos donde se vive un doble confinamiento, en condiciones vulnerables y de enorme desigualdad social.

Niñes Gunadule en la comunidad de Caimán Nuevo, Antioquia, Colombia. Foto: Olowaili Green Santacruz

A un año de la configuración de nuestras vidas en formato Covid-19, uno de los slogans más populares del 2020 fue "Quédate en casa". Nuestras realidades fueron interpeladas y confinadas, encerradas al miedo del contacto con les otrxs, una pandemia rondaba nuestras calles, parques y espacios habituales, mientras la afectividad de nuestros saludos se reducía a un choque entre codos y el uso de barbijos y tapabocas se convertían en algo habitual, con tendencia a perdurar.

Pero mientras en las ciudades veíamos el cierre de aeropuertos, escuelas, gimnasios, fábricas y terminales, otras realidades sucedían más allá del concreto. ¿Qué puede significar "Quédate en casa" cuando no tenés casa? ¿Cuando tu territorio está en disputa? ¿Cuando vivís en medio del conflicto?  Preguntas sin respuesta para muchas minorías y comunidades vulnerables alrededor del mundo.

Si nos remitimos puntualmente a las comunidades indígenas, debemos reconocer que, a lo largo y ancho de nuestra Latinoamérica, las poblaciones aborígenes han sido históricamente configuradas bajo un paradigma de desigualdad, caracterizadas por el abandono del Estado y atravesadas constantemente por inimaginables formas de violencia, que han incluido el despojo o el no reconocimiento de sus territorios, de sus casas.

A esto debemos sumarle -para los pueblos indígenas en Colombia- el constante acoso al que se ven sometidos por parte de grupos armados, sufriendo, viviendo y conviviendo un conflicto ajeno. Una guerra impropia que los ha llevado a un confinamiento desde hace varias décadas, donde no se les permite realizar muchas de sus actividades cotidianas asociadas, tales como la caza, la pesca, la siembra, que principalmente les ha limitado el derecho a ejercer la gobernabilidad en sus territorios, negando la agencia social con la que han liderado sus tierras durante siglos. Y en medio de la injusticia generada por la desigualdad social, están inmersos les niñxs, quienes además de enfrentar graves casos de desnutrición, enfrentan reclutamientos forzados por parte de estos mismos grupos armados.

Un panorama gris, una posición desafortunada, una violencia que no cesa y una crisis humanitaria que se agudiza con la aparición del Covid-19. Quédate en casa, sin duda alguna, no significa lo mismo cuando tu territorio está en disputa y lávate las manos no es una sencilla tarea cuando no tenés servicios tan básicos como el de agua potable, elementos e higiene, etc. Pero una vez más, estas frases popularizadas desde los gobiernos no están precisamente pensadas desde las poblaciones más vulnerables.

El Covid-19 es un desafío más que se suma a la supervivencia de los pueblos indígenas, donde lxs más jóvenes están generando reflexiones de una nueva cotidianidad y adaptándose a esta reciente realidad, ya que pocas personas pueden acceder a las herramientas tecnológicas que les permiten seguir con su formación de manera virtual.

Los relatos pertenecen a niñxs de los pueblos Wayúu y Gunadule en territorio colombiano. El primero, se encuentra en la península de La Guajira al norte de Colombia y al noroeste de Venezuela en el estado de Zulia, sobre el mar Caribe, su lengua materna cuenta con dos formas dialectales que no impiden la comunicación entre quienes las hablan: el wayuunaiki “arribero” (o de la Alta Guajira), y el “abajero” (o de la Baja Guajira). Por su parte, el pueblo Dule se encuentra en su mayoría ubicado en Panamá, y en Colombia se encuentran en el resguardo Caimán Nuevo, en el departamento de Antioquia y en el resguardo Arquía, en el departamento del Chocó, su idioma es el Dulegaya, que presenta dos variedades dialectales: la diaria y la ceremonial. La primera es la expresada en las labores y circunstancias cotidianas, y la segunda surge en congresos comunales o étnicos. Foto: Luzbeidy Monterrosa. Shinyak Kashikai.

Como resultado de estas reflexiones, surge Wounmainkat – Negwebul – Me quedo en mi territorio, una microserie de podcast y videos animados, en donde les niñxs de las comunidades Wayuu y Gunadule cuentan a través de sus propias voces e ilustraciones llenas de color, cómo han vivido -y están viviendo- la nueva normalidad devenida de una pandemia.

Como investigadores del Museo de Antropología -nacidos en un territorio muy querido y complejo como lo es Colombia- sentimos la necesidad de compartir en suelos australes este proyecto (Wounmainkat – Negwebul – Me quedo en mi territorio) donde se presentan nuevas formas de resistencia, cuidados y autonomías de las comunidades indígenas.

Para ver los nueve videos animados entrá a Woumainkat – Negwebul | #MeQuedoEnMiTerritorio

 

El recorrido por estas vivencias inicia con una serie de videos ilustrados, en donde cada niñx expone su experiencia y la de su comunidad en medio de la pandemia, también se muestra una serie de podcast en donde les niñxs comparten sus saberes y su ancestralidad a través de la lengua materna, formando una linda cadena de interacción comunicativa entre narraciones en donde cada unx le da lugar a su relato citando a quien le precede.

Así que desde nuestra mirada un tanto crítica y otro tanto sensible, vislumbramos un panorama pandémico que, aunque desolador, está permeado por iniciativas como las de SentARTE. Un acercamiento que nos invita a reconocer la importancia de valorar el patrimonio cultural e identitario de una proporción de la población que en Colombia -al igual que en toda Latinoamérica- ha sido sistemáticamente vulnerada.

De alguna forma, esta serie de videos también nos incitan a pensar en las formas en que se declaró una alerta epidemiológica que generó un plan de contingencia selectivo, donde una vez más a través de políticas excluyentes se invisibilizaron las diferencias socioculturales preexistentes. Dicho de otra forma, pareciera que el confinamiento fuese una condición de privilegios, ocultando las realidades de las comunidades indígenas, negando otras formas de violencia y radicalizando la inequidad.

A pesar de las circunstancias he aquí un trabajo que muestra a través de una compilación creativa de relatos ingenuos, una propuesta para sensibilizar el autocuidado más allá del contexto carenciado de lxs narradorxs.

Lxs protagonistas de estas historias son la representación más pura de diversidad, lucha y sabiduría a quienes vale la pena escuchar y tratar de comprender, para promover futuros abordajes sociales, económicos, ambientales y políticos, donde realmente les contemplen y garanticen el respeto por sus derechos individuales y colectivos.

Ahora bien y si nos repensamos en medio de tanto “reinventarnos” ¿Somos simples replicadores de un monólogo inclusivo o potenciales elementos de resistencia y cambio real?, ¿Cuál es el momento adecuado para involucrarnos en la lucha por los derechos colectivos?, ¿Estamos salvaguardando el patrimonio cultural del territorio o solo de un sector?, ¿Somos sujetos meramente pasivos ante un estado presente pero indiferente?, ¿Acaso no necesitamos resignificar nuestros pensamientos y actitudes hacía lo que implica incorporar protocolos sanitarios, cuando la carencia de servicios básicos son la bandera de un pueblo?, ¿No es la invisibilización de las comunidades indígenas otro virus mortal equivalente al Covid-19? Estos son algunos cuestionamientos que podemos hacernos mientras -quienes podemos- nos quedamos en casa.

Texto: Dr. David Jiménez-Escobar & Dra. Jessica Manzano-García

Becaries Posdoctorales, Equipo de Etnobiología, Instituto de Antropología de Córdoba IDACOR-CONICET, Museo de Antropología de la FFyH- UNC.

SentARTE – Arte con sentido es una empresa gestora cultural y productora audiovisual de Colombia, la cual dedica sus esfuerzos a la visibilización de las diversidades para su conocimiento y reconocimiento como parte de nuestra sociedad pluricultural, su integración social y salvaguarda cultural, junto con el acompañamiento de Agenda propia un medio de periodismo independiente y Shinyak Kashikai, un colectivo de mujeres que empoderan a les niñes y jóvenes indígenas para la salvaguarda cultural de sus comunidades. En Facebook los podés encontrar como @sentarte.co y en Instragram como @sentarte.co.