Tras las huellas materiales del patrimonio en Egipto

Tras las huellas materiales del patrimonio en Egipto

Bernarda Marconetto, del Instituto de Antropología de Córdoba, dirige una investigación en Egipto que explora una antigua tumba tebana. Lo hace junto a un equipo conformado, tanto por científicas/os del CONICET y de universidades nacionales argentinas, como por instituciones del país árabe.

La iniciativa se desarrolla en el marco del programa de cooperación binacional “Biografías de la Tumba Tebana 93 (Lúxor, Egipto)”, integrado por científicas/os y especialistas de instituciones académicas de ambos países, que obtuvo el financiamiento internacional de la Fundación Wenner Gren para el período 2024 -2025. El mismo fue posible gracias a la trayectoria y al trabajo que las y los investigadores de Argentina desarrollan como integrantes de las mencionadas instituciones académicas públicas.

La investigación, que es dirigida por Bernarda Marconetto -del IDACOR (CONICET/UNC)-, cuenta con la codirección de Lucas Gheco (CONICET- UNSAM). Mientras que de Córdoba participan, además, el arqueólogo Marcos Gastaldi del Instituto de Antropología de Córdoba (IDACOR, CONICET/UNC); junto a la antropóloga y bióloga Ivana Wolff, graduada de la Facultad de Ciencias Exactas; e Iván Zigarán, graduado de la carrera de Antropología; ambos de la Universidad Nacional de Córdoba.

La investigación se centra en la zona arqueológica conocida como “Necrópolis de Tebas”, en la ribera occidental de la actual ciudad de Lúxor, en Egipto.

El propósito de la pesquisa es explorar la Tumba Tebana (TT93), construida como casa de la eternidad para Qen-Amón, un funcionario cercano a Amenhotep II, faraón de la dinastía XVIII, que reinó hace más de 3500 años. El interés se centra en explorar la compleja biografía cultural de este antiguo espacio, que desde su construcción hasta el presente tuvo diferentes usos y ocupaciones. Por ejemplo, algunas de las tumbas fueron ocupadas por los primeros cristianos coptos a inicios del primer milenio de la denominada era común, o por poblaciones que se refugiaban de la administración otomana.

Además de su confección inicial como tumba,  el lugar fue también conocido por la población local como “Puerta del zorro”, según registros de inicios del siglo XX. Fue el hogar de cientos de personas por al menos 200 años, hasta el 2010 cuando se concluyó el desalojo de la zona. En 1979, la necrópolis tebana fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO pero, como es posible anticipar, también es y ha sido muchas otras cosas, además de un sitio arqueológico. 

Las huellas materiales del patrimonio: memorias y olvidos

Como primera etapa de este proyecto, el equipo se propone explorar las variadas formas a través de las cuales determinados objetos y lugares fueron (y son) transformados en patrimonio, y en particular las modificaciones materiales concretas a partir de las cuales operan estas instancias, visibilizando algunas historias pero también ocultando otras.

Al respecto, comenta Marconetto: “trazaremos la biografía cultural de la tumba tebana mediante la investigación exhaustiva de las huellas materiales de cada etapa histórica, desde su confección y uso inicial hasta su definición patrimonial en las últimas décadas. Esto nos permitirá adentrarnos en el tema desde una perspectiva poco explorada: el lado material de la fabricación del patrimonio”.

Para ello se prevé indagar interdisciplinariamente, a través de las herramientas que ofrecen la arqueología, la etnografía y otras disciplinas científicas, como la conservación del patrimonio y la egiptología. En esta oportunidad, la arqueología no se orientará al hallazgo de objetos y monumentos patrimoniales, sino a rastrear las trazas materiales de la práctica misma de patrimonialización. Las huellas de la patrimonialización serán abordadas como parte de la biografía de la Tumba Tebana (TT 93), de manera simétrica a otras trazas materiales de memorias y olvidos plasmadas allí a lo largo de los milenios.

Últimas novedades: el inicio del trabajo de campo

A sólo diez días de iniciado el trabajo de campo, el equipo de investigación puede dar cuenta de la materialización de diversas intervenciones en la tumba. Las huellas materiales dan cuenta, por ejemplo: de las trazas ligadas a solucionar dificultades técnicas en el momento en que se construyó la tumba, la remoción de la imagen y el nombre del difunto, el empleo de diversas herramientas para la búsqueda de ingresos a cámaras, las limpiezas de los jeroglíficos para su copia a inicios del siglo XX. También hallaron restos del paso de pintores y egiptólogos desde el siglo XIX, como de investigadores y conservadores hasta entrado el siglo XXI.

La complejidad de los hallazgos y huellas materiales supera lo previsto por las y los investigadores. Solo en una de las paredes pudieron identificarse 58 unidades estratigráficas murarias, para lo que se han empleado metodologías usadas para identificar arte rupestre en nuestro país. 

Integran este programa:

• Dra. María Bernarda Marconetto, Directora por Argentina (IDACOR, CONICET-UNC).
• Dr. Lucas Gheco, Co-Director por Argentina (IRES,CONICET/UNCA -UNSAM).
• Dr. Hisham Elleithy, Director por República Árabe de Egipto (Departamento de documentación y preservación de Antigüedades, Supremo Consejo de Antigüedades). Investigador asociado Griffith Institute, Oxford.
• Dr. Marcos Gastaldi (IDACOR, CONICET-UNC).
• Dr. Fernando Marte (CEPyA - UNSAM).
• Dr. Marcos Tascón (CONICET – CEPyA, UNSAM).
• Mgter. Sameh Zaki (Administración General de Registro y Documentación Arqueológica, Rep. Árabe de Egipto).
• Mgter. Ivana Wolff (UNC).
• Dr. Marcos Quesada (CONICET-UNCA).
• Lic. Eugenia Ahets Etcheberry (CONICET-UNSAM).
• Lic. Matías Landino (CONICET-UNSAM).
• Lic. Iván Zigarán – Antropólogo – Dibujante (UNC- Independiente).
• Geol. Alain Viot (Independiente).
• Dra. Rabab Handy Ali (CEDAE, Min. Antigüedades egipcio).

Más información:
→ Programa Arqueológico binacional en la Tumba Tebana - Egipto

Notas vinculadas:
→ Investigadores del IDACOR obtuvieron financiamiento de la Fundación Wenner Gren

→ Hacer arqueología en el desierto del Sahara: el mundo de los muertos que no perecen