Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia

Memorias enlazadas


Hoy las memorias se dejan mezclar, llevadas por un viento suave que une recuerdos y luchas. Los pañuelos se entrelazan entre nuestras manos, para proponernos nuevas maneras de marchar.

Este 24 de marzo no hay marcha, pero hay memoria. Memorias sedimentadas, sobre las experiencias de violencias, que se activan en un presente de afectos y recuerdos. Afectos que tejen nuestras historias, que activan dolores y nos abren una puerta para pensar en pequeñas y grandes insurgencias frente a la violencia del Estado y del patriarcado.

Siempre me pregunto cuáles son las mujeres que me inspiran a cada paso que doy.  Y allí aparecen mis abuelas, mi madre, mis hermanas, mis amigas como esas referencias con las que marcho imaginariamente cada vez que debo luchar. Y allí están las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, con sus pañuelos blancos, que nos propusieron la dignidad antes que la venganza, la verdad sobre el odio, los afectos como arma frente a la violencia. Y allí están las jóvenes con sus pañuelos verdes que, como mi hija, me enseñan maneras de pensarme como mujer desde otros acuerdos conmigo misma. Mujeres que usan su coraje para poner en el espacio público, lo negado, lo no reconocido, lo omitido, lo tergiversado.

Hoy, 24 de marzo, la memoria es un remolino que une luchas, traza un círculo de solidaridad y enlaza a una comunidad de afectos. Hoy la memoria deja su lado contemplativo y ritual sobre el pasado, para transformarse en una acción crítica y transformadora de este presente.

No hay marcha, pero hay pañuelos que se anudan y entrelazan para tejer solidaridades. Pañuelos blancos, pañuelos verdes y multicolores que se unen en luchas que inspiran. Memorias enlazadas que traspasan generaciones, atan solidaridades, permiten que el recuerdo haga su ronda, marche, con y en cada una de nosotras, en cada cuerpo, en cada mirada, en cada puño cerrado, en cada abrazo.

Por Ludmila da Silva Catela